A mediados del siglo XIX, la exportación de naranjas a los países europeos estaba monopolizada por el comercio valenciano. Prácticamente el 100% de la oferta del mercado estaba controlada por el territorio valenciano. No había competencia, por tanto carecía la identificación del producto. La exportación de naranjas valencianas aumentaba a medida que incrementaba la demanda, por ello no era necesario utilizar la publicidad como medio para estimular el consumo.
Pero, en el transcurso de los años aparecieron algunos competidores, hecho que precisaba identificar y diferenciar el producto en envases distintivos, además de conservar de mejor forma el producto para ser distribuido. A partir de este momento empiezan a aparecer las marcas en este mercado.
Así pues, la diferenciación del producto lleva consigo la aparición de la publicidad para potenciar el producto.
Pero, en el transcurso de los años aparecieron algunos competidores, hecho que precisaba identificar y diferenciar el producto en envases distintivos, además de conservar de mejor forma el producto para ser distribuido. A partir de este momento empiezan a aparecer las marcas en este mercado.
Así pues, la diferenciación del producto lleva consigo la aparición de la publicidad para potenciar el producto.
Anteriormente, la publicidad de las naranjas no se centraba en diferenciar el producto, sino que estaba basado en resaltar las características propias, como: lugar de origen, tipo de fruta, datos de la empresa, etc.
Esta publicidad es unas de la primeras donde se nota un esfuerzo de publicidad con un objetivo de presentación de la naranja para hacer sumo.
A continuación, en los post, veremos otra tipología de publicidad con diferentes objetivos, siguiendo con la misma técnica de dibujo claro.
Esta publicidad es unas de la primeras donde se nota un esfuerzo de publicidad con un objetivo de presentación de la naranja para hacer sumo.
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